martes, 4 de junio de 2013

LA DIOSA TIERRA II


   En el milenio VII a. C: surgen las primeras teorías
sobre la creación de la tierra. “En medio del caos, surge la
diosa, danzando en la propia órbita, y con sus movimientos crea la tierra, los cielos y mares, y por supuesto todos los seres vivos”.


     Esta diosa termina personificada con nombre propio; Annat, Innana, Astarté, Ishtar, Asherah, Rhea… Según van
asentándose los principios agrarios y comerciales la gran
diosa evoluciona hacia la Diosa del Grano, la Señora de los
Mares; protectora de tierras, cosechas, familia y
marineros. Cuentan las concepciones de esta etapa como la
Diosa prima por encima de todas las cosas, como queda
encinta, y tiene un hijo, que con el tiempo terminará convirtiéndose en su amante y consorte. El mismo que
cada invierno debe morir para resucitar en un rito
iniciático a la siguiente primavera, pues este acto provoca
la fertilidad de las tierras, bajo el beneplácito de la
Madre Tierra.  







        Pero las condiciones sociales continúan cambiando.
Ante la construcción de asentamientos que guardan
excedentes para las épocas duras, la necesidad de
proteger los campos arados de tan arduo trabajo no
queda otra que rodear todos los asentamientos de
murallas, además de construirlos en lugares elevados
desde donde se controle toda la perspectiva de la vega.
Nacen las urbes, de edificios cuadrados, fáciles de
defender y añadiduras de nuevas estancias. Surge un status, la especialización… la comunidad ya no trabaja codo a codo.
Unos pocos son los encargados de controlar y vigilar la
cosecha, el resto a producirla en cantidades cada vez más rentables ante las necesidades crecientes de una
población que no cesa de aumentar. La mujer, encargada
hasta este momento de la recolección, del conocimiento
de la tierra, del trabajo conjuntamente con el hombre
queda relegada socialmente a tareas del hogar. El clero,
el sacerdocio asume por orden divina el poder económico y
de la tierra. Ese hijo consorte termina desbancando a su
madre Diosa. Los nuevos estamentos sociales así lo
determinan, aparece la sociedad donde imperan las
clases sociales; la competitividad y por supuesto las
guerras motivadas para defender los excedentes propios
 o apoderarse de los ajenos. La diosa terminará degradada,
como todos sus símbolos. Vencida por dioses
secundarios, sanguinarios, rencorosos e impiadosos.
Sus ritos señalados como profanos, o robados por
las nuevas concepciones; sus seguidores señalados
como hechiceros o brujas…







No hay comentarios:

Publicar un comentario