lunes, 21 de abril de 2014

Funcionalidad de los Pebeteros

    La tradición de los pebeteros en forma de cabeza femenina, parece provenir de Sicilia, en santuarios dedicados a Demeter y Persefone. Los ejemplos de kalathos elevados, de aves y los frutos pueden ser originarios de Selinunte. Los fenicios practicarán el culto a las diosas a partir de la derrota de sus tropas en Siracusa (396 aC). Tras arrasar un santuario dedicado a la diosa terminan sufriendo una gran derrota seguida de una epidemia de peste, interpretada como castigo divino.

    Algunas de las terracotas serán importadas, y otras son fabricadas retocando matrices y moldes en talleres locales. Un tercer bloque es de elaboración integra en talleres peninsulares.


  El culto a Demeter con el paso del tiempo pudo sintetizarse al de Tanit en Cartago. Aunque el culto a ambas diosas se encuentra perfectamente diferenciados, incluso con sus templos propios.

      Los pebeteros en la península tienen relación directa con creencias de ultratumba y ritos de incineración introducidos por griegos.

      En un principio fueron empleados como quemaperfumes, pero según evoluciona su uso a través del tiempo la función original termina perdiéndose, tomando como ejemplo los ejemplos que no presentan orificios en la cazoleta superior del kalathos. La mayoría de piezas fueron utilizadas como exvotos u ofrendas, y escasos ejemplos conservan restos de combustión, pudiendo haber servido el kalathos como un depósito contenedor de las primicias de la recolección ofrendada a la deidad agraria. La existencia de piezas fragmentadas en niveles de cenizas y carboncillos inducen ejemplos de rituales con fuego. 




   La pieza muestra ciertos rasgos simbólicos que se repiten una y otra vez en todos los yacimientos donde aparece; el kalathos, o soporte final sobrepuesto a la cabeza; identificado con los antiguos cestos de rituales donde depositaban frutas y flores. Los tres granos sobre la frente, el peinado simétrico cubierto por un tocado de frutos y hojas todo ello relacionado con el mundo agrario, el velo a veces pegado a la cabeza, en otras separado mostrando el carácter solemne de la deidad, los alerones laterales simbolizando alas, cercanía al mundo de ultratumba, y el broche redondo cerrando la capa de la diosa.

   Algunas de las piezas presentan agujeros en la parte superior del recipiente, pues dentro de ellas prendían inciensos en un ritual ancestral sobre la vida y la muerte.




De ritos, santuarios y Exvotos

DE RITOS, SANTUARIOS Y EXVOTOS

    Los ritos vinculados al exvoto ibérico contienen una tradición milenaria, con trazas y costumbres que evocan inquietudes místicas de las comunidades paleolíticas. ¿La naturaleza no aparece simbolizada en las pequeñas estatuillas femeninas halladas en los restos de poblaciones cazadores de la vieja Europa? ¿O en representaciones posteriores de los primeros asentamientos agrarios? La diosa serpiente, la diosa pájaro evocan cultos agrícolas y estacionales… Las primeras deidades aparte de poseer aspectos agrarios son presentadas como diosas de la naturaleza, la fecundidad y la muerte. Artemis, Innana, Kore, Demeter, Tanit son representaciones de la vida, pero igualmente de la parte oscura.

    Las creencias íberas eran ante todo pragmáticas. Carente de grandes misterios. El culto de las comunidades íberas permanece ligado a concepciones míticas más primitivas, veneradoras de montañas, aguas o árboles… Giraba en torno a la salud, persiguiendo una correspondencia práctica entre la comunidad y la deidad. Deidad que en la mayoría de los lugares mantienen rasgos neolíticos, con influencia de las diosas clásicas.

   Los santuarios suelen buscar emplazamientos elevados, cuevas cercanas a fuentes, manantiales o mar. Próximos a las poblaciones, presentan espacios rectangulares.

    A los númenes venerados además de estatuillas los files les ofrecían falcatas, clavos, agujas, fragmentos de cofrecillos, pinzas, sortijas, pendientes, cadenas, fusayolas… El exvoto pretende perpetuar la ofrenda. En el caso de figurillas, muchas de ellas encontradas muestran actitudes relacionadas con la fecundidad, portando recipientes u objetos mágicos como conchas, torques o collares.

   La diosa Tanit era la regente en ciudades ibéricas como Illice, la Isleta de Campillo, apareciendo incluso en el reverso de monedas locales romanas.