DE
RITOS, SANTUARIOS Y EXVOTOS
Los
ritos vinculados al exvoto ibérico contienen una tradición milenaria, con
trazas y costumbres que evocan inquietudes místicas de las comunidades
paleolíticas. ¿La naturaleza no aparece simbolizada en las pequeñas estatuillas
femeninas halladas en los restos de poblaciones cazadores de la vieja Europa?
¿O en representaciones posteriores de los primeros asentamientos agrarios? La
diosa serpiente, la diosa pájaro evocan cultos agrícolas y estacionales… Las
primeras deidades aparte de poseer aspectos agrarios son presentadas como
diosas de la naturaleza, la fecundidad y la muerte. Artemis, Innana, Kore,
Demeter, Tanit son representaciones de la vida, pero igualmente de la parte
oscura.
Las creencias íberas eran ante todo
pragmáticas. Carente de grandes misterios. El culto de las comunidades íberas
permanece ligado a concepciones míticas más primitivas, veneradoras de
montañas, aguas o árboles… Giraba en torno a la salud, persiguiendo una
correspondencia práctica entre la comunidad y la deidad. Deidad que en la
mayoría de los lugares mantienen rasgos neolíticos, con influencia de las diosas
clásicas.
Los santuarios suelen buscar emplazamientos
elevados, cuevas cercanas a fuentes, manantiales o mar. Próximos a las poblaciones,
presentan espacios rectangulares.
A los númenes venerados además de
estatuillas los files les ofrecían falcatas, clavos, agujas, fragmentos de
cofrecillos, pinzas, sortijas, pendientes, cadenas, fusayolas… El exvoto
pretende perpetuar la ofrenda. En el caso de figurillas, muchas de ellas
encontradas muestran actitudes relacionadas con la fecundidad, portando
recipientes u objetos mágicos como conchas, torques o collares.
La diosa Tanit era la regente en ciudades
ibéricas como Illice, la Isleta de Campillo, apareciendo incluso en el reverso
de monedas locales romanas.
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